miércoles, 6 de marzo de 2013

Tanta Gente Había


Había tanta gente hoy, caras viejas, desconocidas, infinitamente familiares, caras jóvenes, conocidas, infinitamente ajenas. Todas estaban ahí por tí viejo amigo. Tu que siempre habías huído de las fanfarrias populacheras, de los estridentes festejos, alejado siempre del glorioso estruendo que atrona a los discretos, te veías inmerso en la peor pesadilla de un hombre tranquilo, ser el centro, el punto negro en el blanco universo. Pero es que había tanta gente que quería participar de tu mutis, tantos recuerdos que pululaban como la densa niebla del hielo líquido de esas viejas películas en blanco y negro, tantos días pasados sin un futuro venidero que nadie quiso perderse tu paseo triunfal hacia lo infinito. Eres montañero, porque sigues escalando en el corazón de los que abandonas a su suerte dejándoles tan sólo viejas fotos clavadas con piolets, cuerdas guía que unen sueños, montes vírgenes en los cuales sólo tú vas a poder hacer cima. No seas cruel y cuando tengas un rato, cuando decidas regresar, explícanos que pasó allá arriba, que viste mas allá de las nieves grises, que silencio de viento hizo que te quedarás quieto, que decidieras no revelar el secreto y nos dejaras a todos sin infancia, sin pubertad, sin adolescencia. Te llevaste un poco de todo de cada uno de los tantos que allí estaban, y por eso nos reunimos todos para mostrarte lo que tu habías dejado en nuestras almas, la música de las nubes, el amor por la savia, ese olor de tierra bien empapada, esas botas manchadas de musgo que trepaban. Nos dejas, pero no sin lágrimas defendemos nuestro derecho a no poder olvidarte ni a quererlo. Te vas pero no olvides que lo que dejas eres tú en infinitas láminas de luz sobre cada una de nuestras vidas.
Adios Viejo Amigo, mi vida es tu vida.