Todo se vende. Hace ya unos cuantos años, más de 10, que conocía y era cliente asiduo de este videoclub. No dire que fuera una sorpresa que una mañana al pasar como casi siempre por delante lo viera cerrado, los videoclubs pasarón a la historia con internet. Los pocos que sobrevivieron, si hubo alguno, desaparecieron arrastrandose penosamente entre la indiferencia de los estrenos, el falso maná del BlueRay, y los ardores guerreros de los programas de intercambio de archivos. Pero, al igual que los cines de barrio, la muerte anunciada lo era más que nunca. Descanse en paz ese pedacito de mi cielo estrellado.
